jueves, 6 de octubre de 2016

miércoles, 6 de abril de 2016

Taller de risoterapia en el IES Montserrat Roig de Terrassa

 El 10 de marzo participé en las Jornadas de Empresa que celebran cada año, en el IES Montserrat Roig, dinamizando un taller de risoterapia para unos 25 alumnos de Ciclos formativos relacionados con educación infantil. 





Fue una experiencia muy gratificante este trabajo, por varios motivos. 

El primero es que trabajar en un centro docente desde lo corporal y lo lúdico es algo que creo es fundamental, no sólo como aprendizaje para los alumnos de algunas dinámicas que luego pueden aplicar a su actividad profesional, sino como aprendizaje para su propia vida. En un taller de estas características te enfrentas a una serie de situaciones en las que tienes dos opciones, sumergirte o sortearlas sin mojarte demasiado. En función de lo que elijes en cada momento vas a obtener una información muy valiosa sobre ti y sobre cómo experimentas cada situación, la emoción que te provoca y cómo transitas por ella. Durante el taller el objetivo es desconectar la parte racional de nuestro cerebro, en la medida de lo posible, y funcionar con la parte derecha, que es la de la creatividad, la espontaneidad, la del dejarse sentir, la parte emocional.
Es cuando acaba el taller que puedes poner palabras y razón a lo que has experimentado y extraer esa información de lo que te ha pasado, como lo has vivido y ver qué paralelismos hay con tu vida cotidiana.

La segunda razón es que cuando dejé mi trabajo de contable y de administración en un despacho en el que estuve casi veinte años, lo hice con la intención de dedicarme a comunicar desde la escritura y desde la docencia. Creo que es importante abrir caminos dentro del mundo educativo, en el que defiendo la necesidad de  introducir en los curriculums trabajos de educación emocional desde lo corporal, atendiendo a lo relacional desde la experiencia del momento presente. Es a través de lo experiencial, lo lúdico y lo corporal que los alumnos entran en un modo de aprendizaje distinto al habitual que es escuchar la clase que el profesor imparte.

En las aulas es importante el aprendizaje de las materias clásicas para saber entender textos , escribirlos para comunicar, para saber resolver problemas, conocer lo que ha pasado en la historia y cómo funciona la biología, la física o la química, y conocer el apasionante mundo de las eternas preguntas que se formula la humanidad, a través de la asignatura de filosofía.
Y no es menos importante el aprendizaje más allá de lo mental, y que tiene en cuenta que además de mente tenemos un cuerpo que nos sostiene y sentimos emociones cuando entramos en relación, y cuando no lo hacemos, que también es un modo de relacionarse.
Y esto queda cojo en los sistemas educativos actuales. Hemos de empezar a tener en cuenta con urgencia que formamos personas y debemos tomarlas como un ser integral, formado por mente, cuerpo y emociones. Es desequilibrado sólo proveerles de datos desde lo racional y lo mental sin permitirles un desarrollo en el propio autoconocimiento de lo que son como totalidad.
Es a través de materias que pongan atención a lo corporal y a lo emocional que la persona puede contactar con su ser más esencial y llegar a conocer qué le hace vibrar, qué le asusta, qué le alegra, qué le entristece y construir maneras de sostener cada situación en la que vaya entrando en contacto a lo largo de la vida.  
Aprender a parar, y a poner palabras a lo que se siente, y a situarlo en una zona del cuerpo, permite ampliar recursos para la vida diaria . Todo esto se trabaja en los talleres de crecimiento personal a través del movimiento, la música, la risa, la meditación. 

Aunque cualquier persona puede aprender con independencia de su edad, me parece que ya va siendo hora que en colegios de primaria y secundaria se vayan introduciendo cursos de estas materias. Nuestra juventud crecería con una conciencia más plena de lo que es y significa ser persona y aumentarían sus propios recursos.

lunes, 29 de febrero de 2016

Educación: pedagogía para la vida.

Estoy convencida de que la educación es el pilar fundamental para un desarrollo personal rico y equilibrado. Y no sólo eso, creo que es el medio a través del cual no sólo conseguir personas que lleguen a exprimir su máximo potencial, sino llegar a ser personas que trasciendan las necesidades egóicas y tengan en mente el bien común y la supervivencia del mundo, construyendo equilibrios tanto en los ecosistemas naturales como en los sociales y personales. 

Esto requiere combinar la educación tradicional de saberes en materias como lengua, matemáticas entre otras, con la educación emocional y corporal, de modo que la formación sea completa e integre lo relacional, con una misma y con el mundo.

Si conseguimos formar personas que aprendan a contactar con su ser esencial, a reconocer sus emociones, que no teman sentir, que aprendan a escuchar y a escucharse, es muy posible que detecten qué les apasiona y puedan explorar los caminos que se abren para ejercer en la vida eso que constituye el motor de la vida en plenitud, que es ejercer aquello que te hace vibrar y que te permite un modus vivendi, con la idea incorporada de que esa actividad esté alineada con una mejora del entorno. Es decir, educar para que cada cual pueda vivir de lo que le gusta, contribuyendo a mejorar el mundo. 

Desde mi experiencia como alumna primero y como docente después, me doy cuenta de las dificultades que actualmente se vive en las aulas y fuera de ellas. Básicamente son dificultades de relación y de escasez de motivación.

Vivimos en una sociedad hiperestimulada, en la que no hay tiempo para procesar todos los inputs que nos llegan. Los jóvenes se aburren y toleran mal el esfuerzo. Por eso estoy convencida de la necesidad de implementar dentro del curriculum materias que entrenen el silencio y la meditación, por un lado, como entrenamiento para centrarse. Y también materias curriculares que entrenen  el contacto con las necesidades y emociones, a través del movimiento. Ambas modalidades conforman técnicas de aprendizaje para la vida y para las relaciones, ya que somos seres sociales.

La práctica del silencio, la meditación, el centramiento, el trabajo corporal, son entrenamientos imprescindibles hoy para formar a esas personitas que están situándose en un mundo caótico, grande y superpoblado. ¿Porqué imprescindibles? Porque necesitamos volver a un tempo humano. En la vorágine actual es imposible contactar cada una consigo misma. Y sin contacto con el interior propio, es fácil perderse y no encontrar un sentido de vida, que es precisamente el motor para la motivación y el propio desarrollo personal.
Educar entonces deviene un camino de toma de conocimientos, combinada con una toma de conciencia de la propia naturaleza. Hemos de recuperar la capacidad de ver el mundo y verme a mi, y la de saborear y valorar la vida como un gran regalo, como un premio gordo, que nos ha tocado a todas las que estamos aquí. La observación requiere tiempo. El darse cuenta requiere observación.

Ya no es sólo mantener la educación en valores, sino que se trata de incorporar espacios y tiempos de contacto con uno mismo y con los otros. Así, las escuelas de primaria y secundaria son el lugar ideal para crear estos espacios y tiempos donde entrenar el darse cuenta y la libre expresión, siempre desde el respeto por una y por los otros.  Espacios para entrenar el " me doy cuenta de ...", " estoy sintiendo tal..." , y en los que movilizar la propia energía con conciencia de libertad y de ampliación de creencias limitantes.

A través de distintas técnicas podemos identificar y entrenar nuestras capacidades y potencialidades. A veces nos convencemos de que no somos aptos para algo y sin embargo estamos en un error debido a un introyecto -idea aprendida que damos por cierta-.

Dice  Salvador Rodríguez Ojaos : "La escuela debe ser una institución donde se enseña más allá de las disciplinas académicas, debe ser un espacio de creación de cultura, de socialización, de convivencia".                         
                                              ( ver www.salvarojeducacion.com)

Estoy de acuerdo con él y creo que la escuela siendo ya un poco eso, necesita crear cultura y ha de empezar a dar tiempos y espacios para el aprendizaje de quiénes somos , para aprender a escucharme, para entrenar mi relación conmigo, con las otras personas y con el mundo desde la simplicidad y la escucha.

Aprender a ver lo obvio y a ser lo que somos, algo que no es nada habitual y sí muy necesario.







jueves, 25 de febrero de 2016

Taller de risoterapia en Menssana-Terrassa



 Si vols gaudir d'un temps per a tu, sense presses, una estona només per passar-ho bé en un entorn càlid i segur, no dubtis en apuntar-te. Les places són limitades i per ordre d'inscripció.
El divendres 11 de març reserva-te'l per a tenir una experiència lúdica i de moviment corporal!!
Disfruta de temps per a la vida!!!!







martes, 23 de febrero de 2016

Taller de risoterapia en Comarruga el domingo 21 de febrero de 2016


 Este fin de semana dinamicé un macrotaller de risoterapia en un encuentro lúdico y festivo, que organizaron Sílvia Gelices y Xavier Caparrós, en un bonito hotel de Comarruga, en el que la finalidad era pasarlo bien, conectar con la alegría, conocer a otras personas y aprender a tomar y a soltar...

 Toda una experiencia de compartir emociones, juegos, y risas, con un grupo de personas con ganas de ser y disfrutar el aquí y el ahora.

¡¡¡Muchas gracias a todas y a todos por toda la energía que se movilizó en este encuentro. Gracias por todo lo que aprendí y experimenté !!!!

Encuadre: explicando qué vamos a hacer a lo largo de 2 horas.
¡¡¡
Creatividad en grupo!!!
Ruedas de la risa: conectando con la risa genuina.

Después de las risas y del túnel de carícias, foto de grupo.
Playita de Comarruga.