En la TERP trabajamos desde lo corporal. Se trata de explorar las posibilidades de movimiento que tenemos y de las cuales no somos conscientes porque funcionamos con patrones que se repiten y que nos son útiles en los quehaceres diarios. En las sesiones de TERP tratamos de ampliar campo e ir más allá de lo habitual. No se trata de bailar bonito, sino de bailar como surja y como el cuerpo necesita en cada momento.
A través de la música y las cuatro fases de la TERP, Soltar-Conectar-Expandir-Ser, movemos nuestra energía, soltamos, conectamos con nuestra esencia, nos expandimos y vamos al encuentro del otro desde nuestra parte esencial, sin juicios, y en la última fase, en la risa, experimentamos nuestro Ser.
Aprender a reir, permitir la risa, poner intención, explorar nuestras diferentes risas, desde la más explosiva, que surge de las visceras, hasta la más intimista, que se reduce a una vibración interna, es un interesante proceso, en que cada sesión es un viaje que te llevará a diferentes lugares de autoexploración.
Una sesión de TERP se convierte en un viaje de liberación, de conexión y de autoobservación.
Con el movimiento tratamos de dejar la mente descansar y recuperar la intuición, llevando la energía al corazón. Con la música ampliamos nuestros movimientos y descubrimos partes de nuestra anatomía en la que apenas habíamos reparado, y practicamos la meditación en movimiento.
Todo esto nos irá permitiendo, a medida que participamos en sesiones de TERP, más armonía y más conocimiento de nosotros mismos desde el amor, sin juicio. Esto es muy importante, porque es desde el corazón desde donde mejor nos podemos acercar a los otros.
A través de la música y las cuatro fases de la TERP, Soltar-Conectar-Expandir-Ser, movemos nuestra energía, soltamos, conectamos con nuestra esencia, nos expandimos y vamos al encuentro del otro desde nuestra parte esencial, sin juicios, y en la última fase, en la risa, experimentamos nuestro Ser.
Aprender a reir, permitir la risa, poner intención, explorar nuestras diferentes risas, desde la más explosiva, que surge de las visceras, hasta la más intimista, que se reduce a una vibración interna, es un interesante proceso, en que cada sesión es un viaje que te llevará a diferentes lugares de autoexploración.
Una sesión de TERP se convierte en un viaje de liberación, de conexión y de autoobservación.
Con el movimiento tratamos de dejar la mente descansar y recuperar la intuición, llevando la energía al corazón. Con la música ampliamos nuestros movimientos y descubrimos partes de nuestra anatomía en la que apenas habíamos reparado, y practicamos la meditación en movimiento.
Todo esto nos irá permitiendo, a medida que participamos en sesiones de TERP, más armonía y más conocimiento de nosotros mismos desde el amor, sin juicio. Esto es muy importante, porque es desde el corazón desde donde mejor nos podemos acercar a los otros.
Un poquito sobre la TERP en estos enlaces:
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